viernes, 14 de septiembre de 2007

Basado en .hack

El lugar era un campo florido al lado de un enorme bosque. El sol empezaba a caer detrás de unas lejanas montañas, y pronto saldría la luna. Sentada en lo alto de una colina, ella esperaba con anhelo que esta asomase. Solo entonces podría intervenir. Desvió la mirada hacia el campo, y vio a los tres valientes correr, seguidos de lejos por un grupo de cinco que les iban ganando terreno poco a poco. Miró con impaciencia una vez mas el sol ponerse, y decidió acercarse al grupo invisible, sabedora de que aun no podía hacer nada, pues tenía que cumplir la promesa. Se levantó con decisión, musitó unas palabras mientras hacia unos gestos, y desapareció.



Acababan de vencer al monstruo y conseguir el Corazón del Devorador, cuando apareció el grupo de PKs. Eran más, y seguramente serían más poderosos, así que optaron por la retirada campo a través. Con pasos veloces, los tres se internaron en el bosque, con la esperanza de poder despistarlos. Los colores de las ropas de dos de ellos, rojos vivos mezclados con blancos puros y amarillos, impedían que los árboles ayudasen a ocultarles de la vista de los perseguidores, mientras que el verde y marrón de las del tercero le daban mas protección. Aun así, una flecha disparada por sus perseguidores estuvo a punto de darle.

- Están demasiado cerca. – Comentó al ver lo cerca que había pasado el disparo. – No logramos dejarlos atrás.

- Vi a uno de ellos lanzar “Velocidad en grupo”- dijo uno de los multicolores –, debe sacarnos al menos 5 niveles para poder usarlo. Lo llevamos mal.

- Crossen, tu llevas el objeto de la quest, así que basta con que llegues a salvo al portal para poder concluirla. – Ordenó el tercer corredor al que acababa de hablar. – Daynitgh y yo intentaremos entretenerles para darte tiempo. Cuando caigamos, intentaremos pedir ayuda por el canal general, quizás alguien nos pueda echar una mano.

- De acuerdo – contestaron los dos casi a la vez.

El llamado Crossen, uno de los dos de colores llamativos, siguió corriendo mientras sus compañeros frenaban para sacrificarse. En seguida le llegó el ruido del combate, pero no tardó en alejarse demasiado para seguir escuchando. El sol ya se había puesto, y no tardaría en salir la luna. Ya podía ver las luces del portal entre los árboles, y casi distinguía la forma ovalada entre las ramas. Pero por levantar la vista, no se fijo en una grieta que había abierta ante él. Cuando quiso darse cuenta, estaba en el fondo de esta. Escaló por la pared lo mas rápido que pudo, y salió a un claro al final del cual estaba la deseada salida. Pero no estaba solo. Los cinco PKs le esperaban. Uno de ellos, un grandullón de pecho descubierto y totalmente tatuado, se le acercó, y sin decir palabra alguna le propinó un puñetazo en el estomago.

- Parece que ya hemos terminado la carrera. – Habló uno de ellos, el único de los cinco vestido de forma elegante. – Tus amigos fueron poca diversión, aparte de que no llevaban nada de interés. Esperemos que tu nos entretengas algo mas.

El gigante le propinó otro golpe, ahora en la cara, que a punto estuvo de volver a mandarle a la grieta. Los demás empezaron a reír a carcajadas, y con las primeras luces de la luna Crossen vio las cinco siluetas detrás del tatuado. “Es curioso”, pensaba mientras esperaba recibir el siguiente golpe, “juraría que eran solo cinco , no seis”. Y mientras el puño se dirigía hacia él, oyó a la sexta figura decir:

- Por fin asoma... – Susurró una dulce voz.

El puño no le alcanzó nunca. Simplemente, se detuvo a pocos centímetros de su cara. Pero él no miraba el puño. Miraba al bruto que había detrás de este. Miraba la cara de asombro y miedo de quien se ve incapaz de moverse. Volvió a la realidad, y se alejo de aquel “Sansón” paralizado. Y vio al resto de la banda con caras similares, todos mirando a un lado, donde estaba la persona que había hablado. La persona que había contado de mas. Una fémina que apuntaba al gigantón con un báculo, mientras sus labios se movían. Giró el báculo, lo alzo y al momento cayo un rayo de algún punto del cielo sobre el tatuado. Apuntó con el báculo al resto de PKs.


La piel de su cuerpo resplandecía bajo la luna, dando luz como si fuera un pedazo que había tomado forma humana. El azul de su vestido y de su pelo recordaba el cielo cuando el sol ya se ha puesto, pero la oscuridad aun no ha empezado su dominio. Movió el báculo hacía su derecha, dejando una estela de estrellas de brillo celeste, y empezó a levitar a unos pocos centímetros del suelo.

- Esto es solo un aviso. – Dijo, mientras la luna resplandecía detrás suya. – Largaos de aquí, o acabareis como él. – Señaló al montón humeante que había sido el grandullón.

Uno dio unos pasos hacia atrás. Los otros tres saltaron a por ella, sacando las armas. El primero de ellos cayó al suelo derribado por otro rayo. El segundo recibió un golpe en el abdomen, y esquivó al tercero con un suave movimiento, que se llevo dos impactos en la cabeza. El segundo se recuperó del golpe, y se levanto hacia ella, que recito una letanía, convocando una ola de aire que lanzo al PK contra un árbol. En cuanto acabó con el ultimo de los atacantes, el otro ya estaba entrando en el portal.

- Muchas gra... – Comenzó a decir Crossen, cuando la chica le corto.

- No hay por que darlas. – Dijo, hablando de forma animada. – Por un momento temí no poder intervenir a tiempo. Menos mal que se lo tomaron con calma. Por cierto, – una sonrisa ilumino su rostro – mi nombre es WatchMoon, ¿cómo te llamas?

Duelo entre amigos


La figura encapuchada avanzo por el susurrante pasillo. Observaba los relojes de arena y el pasar el tiempo en ellos. En ocasiones, se paraba delante de uno, lo cogía y lo guardaba en algún pliegue de su túnica. Uno le llamo especialmente la atención. Estaba todavía bastante lleno, pero la arena caía cada vez mas rápido. A ese ritmo, se agotaría para el amanecer. Lo cogió también, y se fue dispuesto a realizar su trabajo, ya que esa persona estaba...

Muerta. Había sido grandes amigos desde la infancia, pero esa amistad ahora estaba muerta. Nadie podía decir como empezaron a distanciarse, cual fue la razón de que dejaran de hablarse, pero todos recuerdan el comentario de la noche y la disputa. Y ahora se encontraban en la parte de atrás del cementerio, los testigos dispuestos y las pistolas cargadas. Eran lo único que podían concederse ya, un duelo entre caballeros.

Se comprobaron las armas y se pusieron espalda contra espalda. En ese momento llego una carroza, y bajo corriendo una joven, sujeta casi al instante por uno de los testigos. La joven estaba llorando, y gritaba pidiendo que se detuvieran. Locura, llamaba a la situación. Empezó a suplicar, rogando que recuperaran la cordura. Les insto a recordar lo buenos amigos que habían sido. Pero la ignoraron.

Levantaron las armas, a la espera de la señal. Se contó el primer paso, mientras se oían los gemidos. Luego vino el segundo paso, con mas suplicas y lloros, que siguieron en el tercero y el cuarto. En el quinto paso, empezaron las dudas, y los recuerdos de la amistad. En el sexto, lo que habían hecho juntos, y lo que aun podrían hacer. Pero en el séptimo, los motivos de la disputa. Con el octavo paso ya no podían parar. Debían terminarlo. El grito de una negativa de la joven sonó junto al noveno paso. En el décimo paso, ambos contendientes se giraron y dispararon en medio del silencio.

Muerte observó todo el duelo, desde el principio, desde incluso antes de que se hicieran amigos. Estaba en todas partes, conocía a todos. Siempre. Solo se movió cuando ambos contendientes dispararon, hizo un simple giro de la guadaña en el momento justo, y el cuerpo cayo al suelo. Observo el cadáver unos segundos haciéndose la misma pregunta que el resto de observadores: “¿Por qué puso en medio de los tiradores?”

jueves, 13 de septiembre de 2007

Remanso de paz

Ven, sígueme, hay algo que quiero mostrarte. Es un lugar especial, al menos para mi, un lugar que nunca antes enseñe a nadie, a pesar de que mucha gente lo conoce. No esta lejos de aquí, pasados esos árboles, en el centro del punto mas ancho del río. Ya empieza a distinguirse, míralo.

Era una vieja mina, y fue abandonada hace mucho tiempo, cuando el mineral que extraían se agotó, ahora no queda mas que pirita, el oro de los tontos. Hace mas de quince años unas lluvias cambiaron el curso del río, y este acabo por bordear la mina y convertirla en la isla que es hoy. La mejor manera de llegar es por aquí, usando las vías de las viejas vagonetas como puente.

Cuando era pequeño solía venir a jugar con los amigos, era nuestra fortaleza. Pero con el paso de los años todos fueron dejando el pueblo, menos yo, y los niños de hoy en día pasan demasiado tiempo jugando con videoconsolas o delante de la tele como para que le llame mucho la atención.

Cuidado con la cabeza al entrar, las vigas del techo están algo bajas. Deja que encienda la lámpara. La mina no es muy profunda, y solo hay dos pasillos que bajen, por lo que no hay peligro de perderse. También hubo un ascensor en alguna época, pero las lluvias inundaron el foso y rompieron el mecanismo, así que no hay forma de ir a la parte mas profunda. Sigue por el pasillo de la izquierda.

Hace un par de años me di cuenta de que nadie venia por aquí, y empecé a usarlo para relajarme. Metí una mesa y un pequeño sofá, y traigo siempre esta lámpara, que ilumina lo suficiente para poder leer. Pero no es solo la tranquilidad lo que me gusta de este sitio.

Ya hemos llegado, esta cueva es el punto mas alejado de la entrada. Los móviles no tienen cobertura, y no hay mas electricidad que la de la lámpara. Perdona el desorden en la mesa, tengo que volver a llevarme a casa esos libros. Ahora te pido que no te asustes, voy a apagar la luz, siéntate en el sofá si quieres.

Como ves, cuando apagas la luz, el brillo de la pirita hace que parezca que estas flotando en el espacio, rodeado de estrellas...

Caza nocturna

La noche se acercaba. Las nubes oscurecían mas el ambiente, y casi toda la luz que teníamos provenía de las linternas que sujetábamos con fuerza, o de los relámpagos al caer al suelo. La niebla estaba aumentando, haciendo que el camino, ya de por si abrupto, fuera casi imposible de subir. Cada rama pisada, cada ratón huidizo, cada ulular de búho, cada ruido por mínimo que fuera, nos hacia saltar y girarnos, temerosos de ser descubiertos antes de impedir el rito.

Hacía tiempo que investigábamos la pequeña comunidad de gente que vivía al este de Arad, cerca del río Muresul, no muy lejos de la frontera con Hungría. Hicimos algunas visitas al pueblo, separados o en grupo, como turistas o simples viajeros de paso, y en ocasiones nos llegábamos a quedar hasta tres días seguidos, pero no encontramos ninguna pista que verificara los rumores sobre invocaciones satánicas. Hasta esa mañana. Recibimos una llamada anónima que nos habló del castillo que había en el monte cercano, y que si íbamos esta noche encontraríamos lo que buscábamos.

El camino terminó de ascender, cuando hallamos un espeluznante muro adornado por caras de demonios esculpidos en piedra. Un poco mas adelante estaban las puertas, dos hojas enrejadas que en algún momento de su vida debieron estar en pie. A los lados del hueco de la entrada, dos demonios nos invitaban a pasar al recinto. Quizás, hace muchos años, aquí hubo un jardín, y si era entonces tan hermoso como horrendo y muerto ahora, no debió tener rival en toda Rumania y países vecinos.

Al final de un camino que atravesaba la podredumbre que poblaba ahora esa tierra estaba el edificio, un enorme palacio con varias esculturas y gárgolas que revelaban un grotesco gusto por los infiernos por parte del arquitecto. Las puertas nos esperaban, por lo que avanzamos por la senda más directa hacia la casa. Al llegar, empezamos a escuchar cánticos del interior. No había duda ya, algún ritual se llevaba a cabo.

Tras comprobar nuestras armas, abrimos la puerta principal y nos adentramos en un gigantesco recibidor. Todo seguía a oscuras, aunque las linternas nos dieron mas muestras del mismo depravado gusto que en el exterior. La débil luz que atravesaba la puerta, mejorada por algunos relámpagos, señalaba la única escalera de la sala. Hacia esta avanzábamos, cuando las voces cesaron. La puerta cerró de golpe, y aunque lo intentamos, no éramos capaces de volver a abrirla.

Sentimos, mas que ver, algo moverse en la oscuridad. Mike fue el primero en gritar, pero de pronto se quedo muy callado. Su linterna había caído al suelo, aunque no se había apagado con el golpe, solo apuntaba a la escultura de algún Luzbel. La linterna de John y la de Smith no tuvieron tanta suerte, aunque a sus dueños apenas les dio tiempo a proferir un corto quejido. Will llegó a disparar su rifle dos veces, antes de que lo-que-fuera que nos estaba atacando le cogiese a el también.

Me había quedado solo, sujetando mi triste revolver con una mano y señalando con la linterna a todos lados donde creía oír algo. Un ruido sordo me hizo girarme hacia el Satán iluminado, delante del cual estaban el amasijo de huesos que era ahora Will. Sus ojos en blanco me miraban, y la piel estaba mas pegada al esqueleto de lo normal, como si una gigantesca araña le hubiera sorbido la vida. Deje caer mi arma, en espera del mismo fin, cuando la puerta se volvió a abrir.

“No, tu no terminaras aquí.”
“No terminaras así.”
“Tu vivirás.”
“¡Ja ja ja ja!”

Salí corriendo de los dominios de esa espantosa mansión, llegue hasta el coche y no pare hasta que la comisaría de Arad estuvo a la vista. Intente explicarles lo que había sucedido, les conté lo mismo que acabo de contarle a usted, pero decían que la patrulla no había encontrado ningún edificio en esa zona.

Doctor, ¿de verdad estoy loco? ¿Qué pasó entonces con Mike, John, Smith y Will? Dios, pobre Will, lo que le hicieron... ¿Qué pasó entonces, doctor?

El descanso del escritor.


Los dedos volaban sobre el teclado mientras las letras aparecían sobre la pantalla. La música de fondo acompaña el sonido de las pulsaciones, que solo paraban cuando desafinaba el sonido de un estomago hambriento o el bostezo de un cuerpo cansado. Después de una comida o una siesta, volvía el “tac-tac-tac” y su acompañamiento. Pasó horas, días así, hasta que por fin alzó los brazos estirándose y soltó un suspiro. Otra historia para la revista terminada.

No era un trabajo que le diera mucho dinero, pero al menos ganaba lo suficiente para vivir mientras terminaba la gran obra. La revista salía una vez a la semana, y dependiendo de lo inspirado que estuviese llegaba a tomarse la mitad de la semana libre. Por desgracia esta vez se había tomado la primera mitad de la semana, así que había terminado justo a tiempo para entregarla.

Tras enviar el correo, comprobó que tenia un hambre de lobo y la nevera vacía. Salió a la calle con las tripas rugiendo, nada mas para comprobar que empezaba el amanecer. Casi todas las hojas doradas de los árboles habían caído al suelo, y la ultima vez que salió recordaba haberlos visto llenos. Algún día tendría que acostumbrarse a trabajar con la ventana abierta.

Entró en el 24 horas que había cerca de la casa, y compró algunas cosas para quitarse el hambre que tenia encima. Ya haría la compra general mas adelante. Durante el camino de vuelta, se puso a pensar en el próximo relato para la revista. En eso andaba cuando miró a lo alto y vio, en la rama de un árbol vacío, una hoja solitaria.

Allí estaba ella, desafiante al viento, mirando a las otras en el suelo. Las observaba desde la altura, como habían caído todas bajo ella. Parecía burlarse diciendo “¡Yo sigo arriba, yo permanezco, soy mejor!”. Y para aumentar sus risas, llegó el barrendero. Recogió todas las hojas y las metió en el cubo con otro montón de algún otro árbol, mientras empezaba una ligera lluvia. Y en lo alto, la vencedora seguía riéndose.

Una triste brisa despedía al barrendero y su perdedora mercancía, y al alejarse dejo de llover. Y las risas y burlas seguían en lo alto, hasta que empezó un grito de terror. Una ultima ráfaga de viento derribo a la hoja, que cayó rápidamente al estar mojada. Quedó pegada al suelo, sin moverse, temerosa. Estaba abajo, donde sus antiguas compañeras, pero no tenia a ninguna cerca.

Todo esto lo vio el escritor desde la protección de un portal, y saco las llaves de la casa y subió corriendo, sin esperar el ascensor. Ya sabía sobre que iba a escribir, ya tenia la inspiración. Se sentó delante del ordenador, y se puso a ello. Los dedos volaban sobre el teclado mientras las letras aparecían sobre la pantalla. La música de fondo acompaña el sonido de las pulsaciones...

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Empezando

Bueno, aqui estoy, iniciando un nuevo blog. A ver si me dura mas que los anteriores.

En este blog podreis leer las historias que se me ocurran, lo que surga de mi mente. Espero que os gusten tanto como a mi. Disfrutad del espectatulo.

martes, 11 de septiembre de 2007

Fuego y Agua II

Corría bajo la lluvia, ignorando las luces de neón de los escaparates. Tenia que volver a verle, hablarle otra vez, asegurarse que definitivamente todo había terminado. Pero en realidad sabia que aun seguía todo. Por mucho que le doliera, aun le quería.

Entro en un portal y rompió los tacones de los elegantes zapatos, esperando ganar así algo de velocidad. No podía creer que el hubiera firmado los papeles del divorcio, no después de tanto tiempo negándose. Ahora que se lo concedía todo, que le daba la libertad para irse donde quisiera, ella solo pensaba en volver con el. Con el único hombre que siempre la quiso, con el único que siempre amó.

En otro portal paro a coger un poco de aliento. Aprovecho para sonreír al recordar la cara de su abogado cuando, en esta ocasión, ella se negó a firmar los papeles. Llevaban casi un año de tramites, y el pobre empezaba a cansarse de tantos desacuerdos. Después de escuchar la negativa de ella, le dijo las palabras que la despertaron del todo.

“Pues si no quieres firmarlos, corre y vuelve con el.”

Y eso estaba haciendo. Corría para volver con el, para escucharle de nuevo, para tenerle cerca y sentirle. Para que todo volviera a ser como antes... ¿de que? Ya no recordaba que fue lo que apago la chispa, que provoco que quisiera dejarle. Pero había descubierto que la chispa aun seguía en ella, y si también quedaba algo de chispa en el, los bomberos tendrían que acudir para apagarla.

En el siguiente portal en el que entro empezó a reír de la broma, recordando cuando el solía contarla. El sonido de la sirena de un camión de bomberos le congelo la risa. Sintió que algo se le rompía por dentro, y corrió todo lo que pudo. El edificio estaba en llamas, y los bomberos hacían lo que podían por controlar el incendio. La lluvia paraba, como si no quisiera ayudar en la labor. Miró el fuego un rato, y cuando tuvo la certeza de que el piso era uno de los que ardían, se giró y miro el reflejo de un neón azul en un charco. Unas gotas caían al charco, pero no podía saber si venían del cielo... o de su cara.

Fuego y Agua I

El fuego purifica, el fuego limpia.

Colocaba la madera recién cortada en la chimenea recitando su ensalmo. Era una madera húmeda, y tardaría en arder bien, pero tenia que encender el fuego del hogar y empezar a quemar los recuerdos que tanto dolor le desataban. Ya había amontonado algunos de ellos, los que consideraba mas importantes, en un lado, y esperaba buscar y recoger todos los demás mientras estos ardieran.

El fuego purifica, el fuego limpia.

Las palabras resonaban en su mente desde que se las dijera un amigo. “Quema los recuerdos físicos para olvidar los de la mente. El fuego purifica, el fuego limpia.” Y las repetía en voz alta mientras prendía el papel de periódico y lo metía entre los leños. Sopló un poco, intentando ayudar a la madera, pero estaba demasiado húmeda y solo lograba aumentar la cantidad de humo. Ya llevaba bastantes periódicos gastados, y no quería salir de la casa, no ahora que tenía decidido que hacer. Miro alrededor, hasta que sus ojos se posaron en la silla de madera que ella solía usar para comer.

El fuego purifica, el fuego limpia.

Era un recuerdo mas, solo con ver la silla la veía a ella sentada. La levantó y la golpeó contra el suelo, con tal rabia que la madera saltó en varias direcciones. Cogió los mayores trozos que pudo encontrar, y sustituyo algunos leños húmedos por los restos secos. Esta vez el fuego que purificaría y limpiaría su alma prendió sin problemas. Cogió el primer álbum de fotos, uno de cuando aun eran novios, cuando aun no pensaban en bodas o niños, y empezó a sacar foto a foto y dejar que las lenguas carmesíes hicieran su trabajo.

El fuego purifica, el fuego limpia.

Ya había terminado con las fotos del nacimiento del segundo hijo, y ahora sostenía una de una excursión al campo. Allí estaban todos, mirándole a través de la imagen estática, sonriéndole sin cesar. Recordaba ese día, fue poco antes de que empezasen los problemas, de que empezase a ir todo mal, aunque ya habían pasado 3 años. No quería olvidar eso, no quería quemar esa imagen. Pero una lengua de fuego ya estaba lamiéndola. Intento retirar la foto rápidamente, pero parte de ella ya ardía.

El fuego purifica, el fuego limpia.

La arrojó al suelo y la piso para apagarla, pero con el otro pie golpeo una de las maderas húmedas, ya secas después de tanto tiempo cerca de la chimenea, y esta golpeó el interior del hogar, haciendo que restos ardientes de madera saltasen por media habitación. Los álbumes vacíos prendieron con gran velocidad, y en pocos segundos estaba rodeado de llamas. Estas trepaban por los cortinajes de las ventanas, y corrían por la alfombra, dejándole sin aire ni salida.

El fuego purifica, el fuego limpia.

Leiamos libros...


Un trueno resonó a lo lejos, pocos segundos después del relámpago. La tormenta se acercaba, y la lluvia ya repiqueteaba en los cristales y tejados de la mansión. El señor de la casa escuchaba la caída del agua en su sillón favorito, sujetando una copa de su mejor coñac en una mano, mientras miraba la tormenta a través del ventanal. El fuego crepitante en la chimenea era la única luz de la estancia, aparte de la que provocaba Zeus en algunas ocasiones.

Era su aniversario. Como siempre, desde hacía mas de 20 años, había dado la noche libre al servicio, para que la casa quedase para ellos dos solos. El siempre se servia su coñac favorito, encendían la chimenea y un par de velas, y ella leía una historia, o parte de alguna, mientras el le escuchaba. Prestaba atención a cada una de sus palabras, al deslizar de sus ojos por las paginas al leerlas, al movimiento de sus labios al pronunciarlas, a los cambios de respiración al entonarlo. Disfrutaba con esos momentos, y daría su vida y su alma por volver a tenerlos. Pero no era posible.

Un golpe sordo le sobresalto, estando a punto de derramar el coñac. Giro la vista para ver la puerta de la biblioteca totalmente abierta, golpeando la pared por alguna ráfaga de aire. Ya regañaría al servicio mañana, pero ahora tendría que cerrar la ventana que habían dejado abierta. Dejo la copa en la mesita vacía a su diestra, y mientras se levantaba oyó algo caer algo al otro lado. Al momento recordó el montón de libros aun a medio colocar, así que de dio prisa para evitar que el aire tirase mas, o que se mojara alguno. Cuan grande fue su sorpresa al ver que, aunque algunos libros habían caído, no había ventana alguna abierta. Extrañado, empezó a recoger los libros y volver a amontonarlos, aunque con algo mas de cuidado para que no volvieran a caerse. Y escucho la voz.

Una voz que nunca olvidaría. Una voz que conocía demasiado bien. Una voz que le recordaba unos ojos, unos labios, una respiración acompasada. Una voz que no esperaba volver a oír. Su voz.

Corrió al salón, derribando algunos libros en su prisa, pero la voz había dejado de sonar. El ver la sala vacía le devolvió a la realidad. Ella se había ido, no estaba ya. Lo que hubiese oído era solo producto de su imaginación, mezclada con sus recuerdos, y quizás algo de alcohol. Volvió a sentarse, y aparto el libro para volver a coger la copa de coñac. Entonces se dio cuenta.

Al día siguiente, su mayordomo lo encontró en el sillón. En la mesita de al lado tenia una copa de coñac a medio terminar, y sus manos, abrazándolo como si fuera su alma, un libro.

Recuerdos de juventud

¿Recuerdas a la vecina del bajo, esa que vivía con tantos gatos? Si, la que decíamos que era una bruja, y que los gatos en realidad eran niños convertidos para ser sus sirvientes. ¡Que gracia el día que Pedro no fue a clase!

Todos decíamos que a lo mejor la bruja lo había convertido en gato, medio en broma, hasta que, al pasar al lado de la puerta, vimos como un gatito pequeño intentaba salir de la casa, pero la anciana lo cogió antes, y empezó a regañarle como nos lo decía a nosotros. De inmediato organizamos una operación de rescate, pensando en como entrar en la casa sin que nos descubriera, o nos convertiría en gatos a nosotros también. Sabíamos que siempre salía a media tarde, y después volvía con las bolsas del súper de la esquina, ese donde teníamos que comprar el pan. A nuestros padres les pareció raro que no estuviéramos viendo Barrio Sésamo mientras merendábamos, pero queríamos estar atentos a cuando salía para no perder tiempo. Luis si puso Barrio Sésamo, y decía que la señora volvería para cuando acabara, que nos avisaría entonces. Pobre Luis, siempre tenia miedo, siempre intentaba participar, pero de forma que después no pudieran echarle las culpas.

La "bruja" salió de la casa poco después de que empezara Barrio Sésamo, y fuimos corriendo al piso de abajo. Nos reunimos allí todos (menos Luis), y abrimos la puerta, que había dejado abierta. Entramos uno a uno, en silencio, y los vimos. Decenas de gatos, por todas partes, de todos los tamaños y colores. Empezamos a buscar a "Pedro", sabíamos que era mas pequeño que los otros, de color negro y marrón, con algunas manchas blancas. Le llamábamos en voz baja, pues no queríamos que nos oyeran nuestros padres, y mirábamos debajo de los muebles, en la cocina, hasta Juan miro dentro del armario (siempre fue el mas atrevido). Hasta que lo encontramos encima de un sofá, algo dormido. Lo cogimos y nos fuimos corriendo de la casa. Justo salíamos cuando Luis empezó a gritar "¡Ya ha terminado, corred que ya ha terminado!".

Corrimos hasta llegar a la casa de Pedro, dispuestos a decirle a sus padres lo que la "bruja" de los gatos le había hecho, cuando vimos a Pedro de la mano de su madre. Acaba de volver del medico, que se había levantado con fiebre, pero que era poca cosa y que mañana volvería al cole. Entraron en la casa, y nos quedamos con el gatito en las manos, preguntándonos que quien seria. Entonces llegaron nuestros padres con la "bruja". Al parecer nos había visto salir corriendo de la casa, y nos pidió que le devolviéramos el gatito. Empezamos a defendernos diciendo que era un niño y que lo había convertido en gato, hasta que nos enseño varios gatitos de no mas de un mes. Una de las gatas había dado a luz, y la señora los cuidaba.

Nunca olvidaré a esa señora.

¿Superheroes?

Superheroes, gente con habilidades que van mas alla de la comprension humana, y aqui, en exclusiva, hemos hablado con varios de ellos:

"Hombre del Tiempo", capaz de decirte el tiempo que hace. ¿Como usa su poder? Mira al cielo, y si no ve nubes, ¡¡¡sabe que esta despejado!!! Pero no acaba ahi la cosa, tambien puede decir si llueve o no sin necesidad de mirar, le basta solo con sentir el agua caer. "El otro dia, antes de entrar en la casa de unos parientes, senti como mi poderes se activaban al notar un poco de viento, mire al cielo y vi unas nubes raras girando cada vez mas rápido. Me quede a observarlo unos segundos, y cai en la cuenta de que se estaban acercando, o sea, que estaban como bajando rapidamente, pero solo la parte del centro. Y mi poder se activo del todo, y supe que empezaba un huracan. Gracias a mi aviso, mis tios de Texas y yo nos pudimos esconder en el sotano y salvar la vida".

"El Fantasma", que dice ser capaz de cosas como ligarse a todas las tias de una discoteca, beberse 20 cubatas seguidos sin caerse y entrar en cualquier discoteca con zapatillas. Cuando le pedimos una demostracion de sus habilidades, respondio que tambien es muy modesto, y no le gusta dejar en ridiculo a los demas, por lo que mejor no lo hacia, pero por nuestro bien.

"Super-Gallina", al cual no pudimos preguntarle porque, palabras textuales de su contestador automatico, "Es-estoy muy li-liado haciendo... esto... salvando el mu-mundo, y no puedo a-asistir a su entrevista... ... ... ... ¿Si-sigue ahi? ... ... ... Que no estoy, cu-cuelgue ... ... tu-tu-tu-tu ... ... Pues mejor cu-cuelgo yo..."

"Pesado-Man", que no se que poderes tiene, pero le pongo aqui a ver si deja de llamarme a mi casa, seguirme por la calle, dejarme recados en la oficina...

"Sabelotodo", una persona que nunca ha cogido un libro, que siempre suspendio en el colegio, hasta que le cayo un libro de la enciclopedia britanica y desde entonces lo sabe todo, da igual de que tema hables, el sabra mas que tu.

"Visionario", capaz de ver el futuro, saber que ocurrira antes de que pase, y nunca falla. Por supuesto, al ser el mas poderoso de todos los humanos, usa su poder de la forma mas responsable posible, asi que no dice nada de lo que va a ocurrir hasta que ya no se puede evitar, para que nadie pueda alterar la realidad existente, y hacer que pasen cosas mucho mas desagradables.

"El Guardian de la Puerta", que vigila la base donde descansan los miembros de este supergrupo, una entidad de edad ancestral con poderes que le permiten moverse libremente por todo el edificio, y un arma que hace que los curiosos se alejen cuando da el grito de "¡¡Que me estais pisando el pasillo recien fregado!!"

Pero hemos tenido suerte, porque durante la entrevista aparecio uno de lo supervillanos, el peligroso "Repartidor de Publicidad". Nada mas llegar, nuestros admirados amigos se ponen en accion: "Sabelotodo" le dice que no necesita la publicidad, pues ya se la conoce, y "El Fantasma" avisa que no necesitara nada de lo que viene ahi, pues ya tiene todo lo que necesita. "Pesado-Man" empieza a contarle su vida, "Visionario" comenta que ya sabia que pasaria eso, y "Super-Gallina"... no aparece por ningun lado. Mientras, "Hombre del Tiempo" avisa que esta nublado y que aunque ha llovido hace poco, ahora mismo no cae nada. Pero "Repartidor de Publicidad" no se da por vencido, empieza a esquivarlos a todos, parece que va ha cometer su crimen, y en ese momento llega "El Guardian de la Puerta", eleva su arma por encima de la cabeza, la agita y grita "¡¡Pero que haceis, que acabo de fregar la entrada, fuera todos de aqui, malditos chifladooooos!!"

Mi vida y tu...


Aun recuerdo cuando te vi por primera vez. Estábamos en la escuela de educación cívica, ambos éramos jóvenes, y tu tenias el negro pelo largo hasta la cintura. Fue amor a primera vista. Al principio apenas nos hablábamos, tímidos los dos, hasta que descubrimos lo que sentíamos el uno por el otro. Entonces empezó, y creo que estarás de acuerdo, una de las mejores épocas de nuestra vida. Empezamos a hacer planes, donde trabajaríamos, donde viviríamos, a que planeta iríamos tras la boda. El resto del universo era algo que estaba lejos. Que inocentes éramos. Estallo una guerra.

Nadie sabe quien comenzó, si los colonos de Trefinor o el gobierno de Nebrit. Nuestro planeta estaba en alianza con Trefinor, y empezaron a reclutar a gente para la batalla. No me dejaron opción. No hablare de los horrores que vi entonces, solo de la esperanza, solo de ti. Si sobreviví fue gracias a tus videomensajes y holollamadas, el saber que esperabas que volviera hacia que quisiera volver. Y por fin todo acabo. Regrese a ti, y volvimos a estar juntos. Pero nuestra historia aun no terminaba.

Tras varios empleos menores, encontré un trabajo de asesor en una gran empresa. Pero tenia que irme a Krisk, lejos de lo que hasta entonces había considerado mi hogar, lejos de ti. Tenias que continuar tus estudios, y aun era pronto para poder casarnos. Intentamos seguir en la distancia, pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que no podíamos seguir así. Rompimos. Ni la herida que sufrí en combate me dolió tanto como ese día, y en tus ojos veía que te ocurría lo mismo.

Unos meses después me entere de que empezabas a salir con otro hombre, y me alegre por ti. Yo, por mi parte, empecé a tener algunas aventuras, pero enseguida lo dejaba. No podía dejar de recordarte. Paso el tiempo, aunque manteníamos el contacto. Tu acabaste tus estudios y empezaste a trabajar como burócrata. Yo fui ascendiendo, hasta que por fin me trasladaron al mismo planeta en el que estabas tu. Habías cambiado, tenias el pelo mas corto de lo que recordaba, pero seguías siendo tu.

Que alegría cuando nos dimos cuenta que seguíamos solos, parecía que esperábamos volver a encontrarnos. En seguida todo volvió a ser como cuando éramos jóvenes. volvió el buen tiempo. Aunque cambiamos algunas cosas. Por ejemplo este viaje a la luna de Glondal. Aquí, en esta noche, bajo estas estrellas, junto a esta playa y frente a Glondal como testigo, tras media vida juntos y sujetando este anillo, te pregunto... ¿Quieres casarte conmigo?

Basado en Anima, Beyond Fantasy (RPG)


Chocan de nuevo las dos espadas, mientras el guerrero se defiende de su atacante. Parada, finta, parada, ataque. Hasta hacia unos minutos estaba dando un tranquilo paseo por la ciudad, cuando de un callejon salto su actual adversario. Este entro directamente al ataque, y esquivo el primer golpe solo por puro instinto. Desenfundo la espada, y ahora bailan la danza mortal. Ataque, parada, parada, ataque.

Su contrincante no deja de hablar ("Estas muerto", "Acabare contigo", etc.), señal inequivoca de que no tiene tanta experiencia como el, aunque lo compensa con una mayor fuerza fisica. Finta, ataque, parada. Tras unos cuantos choques, la superioridad del guerrero salta a la vista. El resultado del combate parece claro, hasta que empiezan a escucharse unas voces gritando un nombre. El fortachon levanta la cabeza, pero antes de que pueda contestar el guerrero arremete con mas velocidad que antes. Ataque, ataque, finta, ataque.

Las espadas se cruzan una vez mas, pero el guerrero lo espera y da un giro rapido golpeandole las piernas al grandullon. Este cae de rodillas, un golpe en la espada le deja desarmado, y la punta de la otra le apunta al cuello. Victoria... hasta que oye unos pasos secos. Otros dos hombres, armados con ballestas de mano, le apuntan. Baja el arma y permite que el atacante inicial se levante y se aleje de el, hasta que llega a la altura de sus compinches. Mas fanfarronadas ("¿Creias que podias conmigo?", "Apuntadle", etc.). El guerrero se queda mirandolos, eleva de nuevo el arma y pronuncia una unica palabra, todo lo que el enemigo le escucha decir durante el combate.

SOULFIRE

Los tres asesinos se miran sin saber que ha dicho o por que. Luego le miran con la sonrisa del que se sabe vencedor. Pero ahora hay algo diferente. La espada tiene un resplando rojizo donde antes era metal puro. Detras de el ven llamas brotando de la nada, hasta que crecen y forman lo que parece una figura femenina envuelta en fuego, sosteniendo una guadaña llameante. El guerrero les apunta con la espada. El ultimo recuerdo, las flechas atravesando la hermosura ardiente antes de la llegada de la oscuridad.

Basado en Ghost in the Shell (Serie)

Me siento a ver la television. Nada interesante. Mas muertos en la guerra. Bueno, eso esta lejos. No como esos malditos crios de la calle. Deberian esconderlos en algun sitio, molestan a la gente. Nada interesante. Inicio la conexion. Siento el flujo de datos pasar por la conexion cerebral. Ya estoy conectado a la red. Esta ultima actualizacion ha sido cara, pero ya no tengo necesidad del cable. Ahora puedo conectarme a la red en cualquier lugar y momento. Con cuidado, no me pillen en el trabajo, aunque si me dicen algo siempre puedo recordarles quien tira su basura nuclear al rio. Menos mal que encontre alguien barato, aunque la procedencia de la pieza no pareciera muy legal.

Empiezo a revisar mi correo. Casi todo publicidad, menos un par de facturas y un informe de la oficina. Empiezo a borrar la publicidad de mis bancos de memoria cuando llegan dos correos nuevos, ambos publicidad de una misma marca que acabo de eliminar. Estoy borrando el segundo cuando recibo otros dos. Y dos mas. El correo no muestra nombre, solo el logo de la marca, parece alguien con una gorra sonriendo. Parece que el firewall de la actualizacion esta mal, se ha debido colar algun virus.

Empiezo a bajar las escaleras para dirigirme a un puesto medico cuando recibo otro correo de la misma marca. Esta vez pone algo. Despues de leerlo dos veces, lo vuelvo a leer. No soy un virus. Lo que hice fue un pensamiento, no envie ningun correo. Quizas la conexion neuronal este fallando. Compruebo los mensajes que he enviado. Ninguno desde ayer. No envie ningun correo. Entonces es cuando me doy cuenta de que estoy en la calle, y no he cortado la conexion a la red. Voy a cortarla cuando llega otro correo.

La sonrisa del logo empieza a ponerme nervioso. Lo que esta escrito termina de hacerlo. No puedes cerrar aun, estoy entrando. El miedo acelera mi pulso mientras yo acelero el paso, sin saber donde voy, tropezando con la basura del suelo. No logro cerrar la conexion. Llega otro correo, y lo abro, aunque no quiero. Explica lo mal que esta el mundo, el daño que le hacemos. Guerra, hambre, pobreza, contaminacion, solo para disfrutar de una vida que no merecemos. Intento ignorar el contenido, hasta que tropiezo con alguien. Empiezo a hablar, a pedir ayuda, cuando veo su cara. No es su cara. Parece una mascara. Pero tampoco puede serlo. Me doy cuenta de que tartamudeo, y salgo corriendo en direccion contraria, huyendo de la sonrisa, mientras el rostro de detras grita preguntando que me pase, llamandome loco, y amenazando con llamar a la policia.

Igual estoy loco. Pero la culpa no es mia, es del ambiente contaminado del planeta. Y de las guerras. ¿Por que algunos deben ser mas ricos que otros? Saco de mi cartera todo el dinero en metalico que llevo y se lo doy aun crio con ropas estropeadas. Lo unico que tiene bien en su ropa es la gorra, debajo la cual su sonrisa parece sincera. Tengo mucho que hacer. Saco todo el dinero que tengo del banco. Con una parte compro un fusil, el resto lo tiro por un barrio pobre cuando paso cerca. Llego a la compañia donde trabajo. Me miro en un espejo antes de entrar a pedirles a mis jefes que dejen de hacer lo que hacen. Solo veo un defecto en la ropa que llevo. Hago un pequeño cambio en la imagen que recibe mi cerebro. Con la gorra y la sonrisa, entro a trabajar.

Amores en el jardin

-Disculpadme bella dama por mi atrevimiento al hablaros, mas hay una cosa que querría preguntaros. Me hallo en este jardín observando flores, pues a la botánica soy aficionado, y a las que me interesan les pregunto a los jardineros quien las han plantado. La flor que suscita hoy mis dudas es la mas hermosa que jamás vi, pero por mucho que indago, respuesta no hallo. Así acabo aquí, con la pregunta que quiero haceros, respondedme por favor, ¿quién es vuestro dueño y señor?

-Hay que reconocer que tenéis valor o, una gran falta de vergüenza, para hacerme esa pregunta. ¿Y si mi marido estuviera por aquí... si estuviese casada? Sin duda os retaría por vuestro atrevimiento, y vuestra falta de modales. Con esa pregunta avasallarme, sin antes presentarse.

-Tenéis toda la razón, ha sido una falta de educación, si bien no era mi intención ocultaros ninguna información. De Blackdorí es donde provengo, ciudad sin duda conocida, pues tenemos el mayor comercio...

-... de aceite para lámparas, es cierto. Pequeña ciudad es esa, según tengo entendido, pero que en la noche solitaria siempre mantienen viva la llama.

-Veo que mi ciudad no os esconde ningún secreto. Continuando mi presentación, soy un hijo mayor de la familia Firrario...

-... que buenos ciudadanos son, aunque carezcan de titulo nobiliario.

-Pero uno de mis hermanos, el único mayor que yo, dentro de poco desposará a una dama de alta cuna. Así tendremos el noble titulo, que protegeremos con nuestra fortuna.

-Aun os falta el nombre, vuestra presentación no ha finalizado.

-Mi madre dispuso, y mi padre acepto, que me llamase Pedro, como el siervo de Dios. Para referiros a mi, usad la fórmula que mas os plazca, bien sea el serio Don Pedro Firrario de Blackdorí o el formal Pedro Firrario, mas quien se dirige a vos es Pedro el enamorado.

-Habéis cumplido los modales, y yo no seré menos educada. Puede que sabiendo que algún joven buscaría una flor, mi padre sin dudarlo Rosa me llamó. Mi familia ostenta el apellido Gardendoir, famoso por mi abuelo, un diseñador jardinero, que creó el lugar donde que tantas flores buscáis. Y mi ciudad es esta, aquí es donde siempre he vivido, por lo que podéis decir que...

-... a Rosa Gardendoir de Saltz he conocido. No sabia que estaba ante tan afamada dama, es un autentico placer.

-Lastima que nuestra conversación se haya alargado demasiado, pero he de marcharme, pues a comer he quedado.

-¿Entonces no os volveré a ver? Me gustaría disfrutar algo mas de la flor que acabo de encontrar, pues si antes me parecía hermosa, ahora además la considero preciosa.

-Me temo que así será, es un compromiso que no puedo dejar. Quizás mañana nos veamos, al fondo de este pasillo, a la misma hora que hoy, y podamos hablar un poco mas.

-¿De flores, quizás?

-Y de lámparas de aceite. Hasta otro momento, Don Pedro Firrario de Blackdorí, Pedro el enamorado.

-Hasta entonces, Doña Rosa Gardendoir de Saltz, flor que siempre he buscado.


Eternos rivales VII


Una figura se eleva por encima del bosque, con los pies rozando las copas de los árboles. A su espalda, el sol tiñe el paisaje de rojo. Debajo, observa lo que parece un campo de batalla devastado, árboles caídos, suelo dañado, que conforma un cuadrado casi perfecto en medio del bosque. Sabe bien que paso aquí, y tenia que volver aprovechando que los investigadores se habían marchado. Pero quiere saber que pasó después. Extiende el brazo, la palma hacia arriba y los dedos estirados, y forma una esfera de cristal, de aspecto carmesí ante la luz del sol. Observa...

Un agente, un chico joven, con gafas y pelo corto, estudia mediante distintas máquinas los restos de una túnica. Parece fascinado por algo en ella.

Dos seres enormes prosiguen su lucha en su mundo, sin ser interrumpidos de nuevo, al menos por ahora.

Dos agentes, un hombre y una mujer, cenan una hamburguesa en la barra de un bar. La mujer tiene algunas magulladuras, y parece que cada movimiento le cuesta horrores, pero se esfuerza por aparentar que esta bien. Su compañero intenta ignorarla, pero se ve preocupación en sus ojos cuando la mujer hace algún gesto demasiado brusco.

El chico joven parece haber descubierto algo en la túnica, y habla a través de una radio con prisa y nerviosismo.

Los dos agentes cogen el teléfono móvil, y se miran con preocupación, antes de dejar un billete en la barra y salir corriendo.

Uno de los seres flaquea momentáneamente, y el otro aprovecha para atravesarle con su arma. El ultimo pensamiento del caído sale de sus labios mientras forma una sonrisa.

“Venganza”

La figura cierra la mano, formando un puño que aprisiona la esfera sangrante. Una sonrisa deja ver unos dientes brillantes, y una palabra escapa.

“Libertad”

Eternos rivales VI

Acompañado por el Señor Demoníaco que había invocado, andaba a paso firme hacia la ciudad. En su mente pasaban pensamientos de venganza, de destrucción, de poder. Nada podría detenerle. Y entonces sonó el grito. Un loco, con lo que parecía una espada y un escudo, se arrojo contra su señor, pero este paró el golpe con un mandoble que nunca había tenido en la mano. El choque retumbo por todo el bosques. Las dos caras se miraron, enfrentadas, y empezaron a combatir.

No entendía que pasaba, pero las figuras habían aumentado de tamaño hasta superar el de los árboles. Rápidamente se alejo de ahí, pero apenas se había separado unos metros cuando los vio. Agentes. Empezó a retroceder, y tropezó con el gato. Lo había olvidado por completo. Mientras se levantaba, vio el pie de su señor acercarse. Intento apartarse, pero la túnica estaba enganchada en una raíz. Alzo la vista para ver como, tras esquivar un golpe de su rival, la espalda del demonio invocado se acercaba rápidamente.



Blanca no se creía la suerte que habían tenido, el otro nivel 2 estaba cerca. Pero olvido la palabra suerte cuando comprobó que habían aumentado de tamaño hasta alcanzar casi el de un tercer piso. Pisaban alrededor de ellos sin importarles nada, y en alguna caída o esquive habían derribado algunos árboles. Y se movían en dirección a la ciudad. Tenían que detenerlos y devolverlos a su mundo antes de que hubiera victimas. Grito a la radio:

-“Narciso, que cuatro acólitos tomen posiciones alrededor de ellos, sitúalos en cuadrado. Hugo, quédate junto al portal y prepara un hechizo de direccionamiento.”

-“Oído cocina, jefa.” – Dijo Narciso.

-“OK” – Respondió Hugo.

Dio ordenes a otros dos agentes de campo para que le ayudasen. El campo de contención que crearían los acólitos aguantaría un tiempo, pero necesitaba acercarse a ellos para lanzar el hechizo de desconvocación, y no conocía el mundo del que venían. Por eso Hugo dirigiría su hechizo hacia el mundo del portal.

-“Blanca, malas noticias,”- se escucho a Narciso – “la energía para el portal esta agotándose rápidamente, calculo que tendrás unos quince minutos antes de que nos quedemos sin sitio donde mandarlos.”

-“Siempre dándome alegrías” – ironizó ella.

-“También tengo buenas noticias” – en ese momento una pared de luz parpadeó delante suya. – “Los acólitos ya están en posición.”

Los dos agentes le miraron, y sin decir nada activaron los brazales-escudo. Los tres atravesaron la barrera, y entonces sintieron la energía del combate. Al estar cerrada dentro de la barrera, tenían la impresión de recibir cada golpe. Los árboles estaban en el suelo alrededor, y solo quedaban las dos impresionantes figuras luchando.

- “Diez minutos.” – La voz desde la radio le hizo moverse de nuevo.

Se acercaron todo lo que pudieron, los escudos delante. Empezó a recitar el conjuro, intentando ignorar el calor y el dolor. Noto como la energía salía del interior de la tierra, se canalizaba a través de su cuerpo y tomaba la forma que ella quería, una bola roja en sus manos. Dirigió esa energía hacia los seres y... perdió el control. La energía salió a raudales, llenando su cuerpo hasta el punto en que parecía que iba a estallar, y salió como una ola en dirección los combatientes. La cara de sorpresa de ambos fue lo ultimo que vio antes de perder el conocimiento.



Narciso observó como Hugo mantenía la energía mágica para lanzar el hechizo en el momento justo. De pronto, los golpes pararon, y el agente activo el conjuro. Una enorme ola de energía les derribó, destrozó todo a su paso y atravesó el portal. La oscuridad desapareció de este, dejando solo un rastro de silencio.

Eternos rivales V

Se ajusto sus gruesas lentes mientras observaba el descampado. No había duda de que allí se había realizado un ritual, y no hacía mucho, pues la cera de las velas aun estaba caliente. Los focos recién instalados mostraban el pentagrama, la luna estaba llena y alguien decía haber visto merodeando un gato por ahí.

Narciso no podía creerse que alguien hubiera convocado un nivel 2 con un ritual tan burdo. Debió de ser un novato con muy buena, o mala, suerte. Solo faltaba encontrar una virgen con un cuchillo ritual atravesándole el corazón. Invocadores novatos... no había nada mas peligroso.

Montó el ordenador y empezó el rastreo de la señal de invocación, mientras el resto del equipo preparaba el portal. Ante un caso de “invocación por un novato”, lo primero era averiguar que había sido invocado y devolverlo a su dimensión. Pero claro, para eso primero había que saber cual era la dimensión de la que procedía.

Un agente le informo de la llegada de los encargados de dirigir la investigación. Le sorprendió ver a Hugo, pensaba que esa era la gran noche. Cuando miró a Blanca tuvo que quitarse las gafas y limpiarlas dos veces antes de creérselo. No había duda, esa era la gran noche, pero no debían quedar mas agentes libres (o Frida quiso molestarles aposta). Saco una cámara de fotos del bolsillo, al tiempo que decía “sonreíd”. Apenas había pulsado el botón cuando la cámara estalló. Blanca se acerco y le cogió fuertemente de los hombros, al tiempo que le decía en voz baja:

- “Como alguien se entere de que he venido con este traje, te reventare a ti tambien, me da igual con quien te acuestes, ¿he sido lo bastante clara?”

- “Como... el... agua...”

- “Ahora, resolvamos esto cuanto antes. Aun puedo tener esa cena.”

Mientras les contaba lo que habían averiguado, el ordenador aviso de que había localizado el origen del ser convocado. El equipo ya había terminado el portal, y estaban revisando tres sondas de exploración. Blanca dio el visto bueno, y Narciso empezó a teclear los comandos de activación. Todos se pusieron las gafas de sol, y el portal emitió el resplandor cegador antes de mostrar el “pasillo”.

- “Blanca, Hugo, todo dispuesto.”

- “Vale,” – respondió Hugo – “enviad una sonda, y veamos de donde vino el nivel 2.”

Conforme Hugo hablaba, una figura salió del portal. Al verlo, las primeras palabras que se cruzaron por la mente de Narciso fueron “dios” y “griego”, aunque puede que también dijera un “mío” y “parece un”. Todos se quedaron mirando al ser. Al momento, supo que también era un nivel 2. Habían cometido el mayor error de todos, traer algo del otro lado.

La figura les miró durante unos segundos, de pronto giró la cabeza en una dirección y saco el arma al tiempo que corría hacia la ciudad. Por el camino, grito algo, puede que un nombre, y se escucho el ruido de dos metales al golpear.

Eternos rivales IV

No sabia cuanto tiempo llevaba caminando. Podrían haber pasado minutos, días o siglos, y el no se habría dado cuenta. Buscaba a un enemigo al que combatir, pero sabía de sobra que era una búsqueda inútil. En el desierto rojo que le rodeaba no había nadie, y la única razón de su existencia había desaparecido al ser golpeada por su espada.

Dirigió su hercúleo cuerpo sin seguir dirección alguna, sin dirigirse a ningún sitio. Empezó a plantearse dejar la existencia física, pues sin un enemigo no había razón para tenerla. El aura que le rodeaba, tan brillante en un principio, se había ido apagando poco a poco. No le quedaba nada.

Dio media vuelta y volvió a donde había tenido lugar la caída de su némesis. Cogió el frío acero del suelo, allí donde su rival lo había dejado caer, y se preparo para descargar el golpe que pondría fin a su sufrimiento. Entonces apareció la luz.

Era cegadora al principio, pero se fue aclarando y oscureciendo hasta convertirse en un agujero de negrura. Era la primera vez que veía algo así. ¿Una señal de sus antiguos aliados caídos?¿Una ultima trampa del enemigo caído para torturarle incluso después de muerto? No lo sabia. Pero tenia que entrar. Era mejor que quedarse allí.

Avanzo en la oscuridad ayudado por la luminosidad que desprendía lo poco que quedaba de su aura. No entendía bien que pasaba. Parecía un pasillo largo y estrecho, y cada cierto tiempo tenia la impresión de ver puertas cerradas a los lados. Anduvo sin preocupación, sabiendo que había combatido a la oscuridad en muchas ocasiones saliendo vencedor en todas ellas, y que en toda oscuridad podía acabar hallándose algo de luz.

Y eso encontró, a cierta distancia. Parecía ser que una de las puertas estaba abierta. No sabia que podía haber al otro lado, pero desde el momento en que vio la luz supo a quien podría encontrar. No estaba muerto, había encontrado una forma de escapar del combate. Y estaba en algún lugar al otro lado de esa salida. Aumento la velocidad, y con cada zancada aumentaba también el brillo del aura dorada. Atravesó la luz con decisión, al tiempo que escuchaba las palabras:

“Vale, enviad una sonda, y veamos de donde vino el nivel 2”

Eternos rivales III


Todos habían dicho que era un error. Que no debía salir con un compañero de trabajo. Pero tenían que reconocerlo, no era un trabajo que permitiera mucha vida privada, y los roces acababan ocurriendo. Además, todos sabían lo de la jefa con Narciso. La diferencia estaba en que ellos lo harían bien, si esconderse. Y esa noche, después de una larga jornada de trabajo, saldrían a cenar. Pero no era una cita.

Tiro la ropa al suelo mientras se dirija al cuarto de baño. No iba a arreglarse demasiado, Hugo le había visto en situaciones bastante sucias, no había razón para ello. Metió su mas de metro sesenta y cinco en la ducha y dejo que el agua recorriera su cuerpo, llevándose la tensión del trabajo y los nervios por la cita. Claro que solo era una cena para ver que tal salía la cosa, no era realmente una cita.

Empezó a secarse el largo pelo negro, mientras se repetía que no había razón para arreglarse demasiado. Aunque Hugo no le recogería hasta dentro de dos horas, le daba tiempo de sobra para arreglarse un poco. Saco del cajón de la ropa interior las bragas-tanga y el sujetador que tenia guardados para alguna ocasión especial. Por supuesto, no es que esa ocasión fuera a ser especial, claro. Pero si no lo usaba esa noche pudiera ser que no se lo pusiera nunca.

Y claro, las botas que compro el otro día tendría que estrenarlas. Y un poco de ese perfume tan caro. Pero no iba a arreglarse mucho. Aun quedaba una hora para que le recogiera, y le quedaba lo mas complicado, el vestido.

No podía ponerse unos pantalones, no estaría bien. Eso le dejaba con poca ropa a escoger. Uno que le quedaba bien era el que había usado cuando tuvo que infiltrarse en el último caso contra una secta. Era un vestido largo blanco, y todos decían que le resaltaba los rasgos asiáticos heredados de su madre. Y Hugo no participó en el caso, ni llego a verla con el puesto. Lo saco del armario, pero se decepciono al ver la mancha de sangre que había en la parte delantera. Era el recordatorio de lo cerca que había estado de ser sacrificada. Por suerte, Maria lo había evitado, matando al sacerdote. Aunque aun pensaba que lo peor se lo había llevado el vestido. Si pudiera, resucitaría al sacerdote y le obligaría a limpiar la mancha.

Tras mucho rebuscar, encontró el vestido negro escotado que compró para la fiesta de navidad de la oficina. Al final tuvo que perdérsela por el caso del asesino navideño, y el vestido estaba sin estrenar. Estaba algo ceñido, pero aun le estaba bien. Busco también una chaqueta negra a juego por si paseaban un poco y hacia algo de fresco. Por supuesto, no espera un paseo romántico. No era una cita.Se felicitó a si misma, ya estaba lista y aun faltaba casi media hora. Se sentó frente al equipo portátil y continuó con el informe del ultimo caso. Apenas si llevaba dos líneas cuando sonó el portero automático. Hugo se había adelantado. Bueno, le haría esperar de todos modos. Contesto:

-“¿Si, quien es?”

-“Blanca, soy Hugo.”

-“Llegas pronto, dame unos minutos.”

-“No hace falta que te arregles...”

-“No, si acabo enseguida.”

-“...porque acaban de llamar de la central. Todos los demás están ocupados, y es urgente.”

-“¿No puede esperar a mañana?”

-“No. Guido dice que alguien a invocado un nivel 2. Rebeca nos quiere a nosotros allí.”

Un nivel 2... se acabo la cita antes de empezar.

Eternos rivales II

Esa iba a ser la gran noche. La noche estaba despejada, las estrellas estaban alineadas y la luz de la luna llena bañaba el claro. Después de meses de preparativos, tendría su justa venganza. Venganza por los insultos que soportaba desde que era niño. Venganza por los rechazos y negaciones de todas las mujeres desde que era adolescente. Venganza por las palizas recibidas, el que le echasen de tabernas y bares, que no le dieran un empleo. Si el mundo entero le odiaba, el odiaría al mundo.

Azazel maulló y empezó a trepar por el árbol. No le agradaban los gatos mas que otros animales, pero lo necesitaba para el ritual. Lo había entrenado para que se colocase en la posición adecuada para la invocación, y espera que cumpliera su función esa noche. Después, podría reunirse con el resto del planeta en el infierno.

Empezó a realizar el pentagrama, colocando la primera punta en dirección a la “Estrella Destructora”, según el libro de demología que había logrado, y continuo con el resto recitando el “Cántico de Preparación” que aprendió del otro libro. Para dibujar la forma usaba una serie de velas que él mismo había fabricado, y que iba derritiendo poco a poco realizando el contorno. Antes de que terminase, Azazel ya había alcanzado la rama en la que debía estar.

Se situó en el centro y comenzó el “Cántico de Conexión”. Debía establecer contacto con el demonio antes de poder traerlo a este mundo. Sabia que la mitad de las cosas que hacia eran tonterías inútiles, pero tenia el elemento mas importante para que todo saliera bien: la voluntad de traerlo realmente. Cerró los ojos para concentrarse mejor en el cántico, y unos segundos después un maullido de terror le obligo a abrirlos. El pentagrama brillaba con fuerza. Realmente estaba funcionando.

Elevó la voz, dotando de mas fuerza el cántico, y empezó a vislumbrar una figura. Era gigantesca, tan grande que le veía poco mas que la cabeza, un cráneo envuelto en llamas, y el principio de un cuerpo negro musculoso, con unas alas de murciélago a la espalda. Parecía distraída con algo, pero sintió su llamada y le presto un poco de su atención. Era formidable.

Empezó a recitar el “Salmo de Invocación” al tiempo que se retiraba del pentagrama, siempre con la mirada puesta en la criatura. La perdió de vista unos segundos mientras alzaba la voz, pero enseguida entro en su campo de visión... de cuerpo entero. Estaba allí, podía sentir su energía, su poder. Estaba mirando a todos lados, y centro su mirada en él, y le habló.

“GRACIAS POR TRAERME A TU DIMENSION, MORTAL. PIDE, Y TE SERA CONCEDIDO”.

Las palabras resonaron en su mente, al tiempo que oía al gato maullar mientras se alejaba. Y solo una palabra salió de los labios del convocador.

“Venganza”.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Eternos rivales I

Era un combate que no terminaba nunca. Era el primer combate, y el ultimo, pero también era el segundo, el décimo, el centésimo. Era todos los combates a la vez. Empezó antes de que un seudo-pez saliera del agua para acabar convirtiéndose en hombre, y se esperaba que durase hasta mucho después de la desaparición de esta raza.

En un lado, rodeado de un aura dorada, había un hombre fornido, de rubios y rizados cabellos, los ojos del azul del cielo, y la piel de un tono dorado. Una cota de escamas, de distintas tonalidades de oro, protegían su pecho de los golpes del enemigo, y unos faldones impedían el daño en los muslos. En la mano izquierda sostenía un redondo escudo áureo, con algunos remaches como único adorno, y en la derecha un gladio resplandeciente, con una empuñadura en forma de águila con las alas extendidas.

Al otro, sin aura visible alguna, una cabeza esquelética en llamas, con cuernos y colmillos, sobre un cuerpo oscuro con alas de murciélago. Nadie podría decir si se encontraba desnudo, o la ropa la tenia tan ajustada que parecía una segunda piel sobre su cuerpo. Quizás no tuviera una primera piel. Sostenía en ambas manos una enorme espada, aunque en su poder no parecía resultar pesada. La hoja era del color del platino, y la empuñadura era de plata, muy sencilla, sobretodo comparada con la de su contrincante.

El combate seguía como siempre, uno para con el escudo y devuelve el golpe, otro para con el arma y golpea, otras veces esquivan, algunas fintan, pero nunca llegan a herirse. Cuando uno cae, aparentemente vencido por el cansancio, vuelve a sacar fuerzas justo a tiempo para evitar el ultimo golpe. Y el ciclo vuelve a comenzar.

Hasta que apareció el elemento nuevo. Una pequeña figura, poca cosa comparada con estos dioses, surgió de la nada al lado del cráneo llameante. El diabólico ser mantuvo la guardia, vigilando algún posible ataque, pero la pequeña figura hizo algo que le obligo a bajar el arma y mirarla. El dorado guerrero aprovecho la ocasión y se lanzo hacia el pecho de su oponente. Su contrincante empezó a elevar la espada en un intento de parar el golpe, pero era demasiado tarde. La punta del gladio toco el pecho y hubo una gran explosión de luces y estrellas.

De su enemigo solo quedaba la espada en el suelo. La piso, partiendo la hoja por la mitad. No sabia quien o que era esa pequeña figura, pero le agradecería siempre la distracción que le proporciono. Luego se quedo mirando el desolado paisaje. Permaneció así un tiempo, hasta que se dio cuenta de que ya no tenia nada que hacer. Empezó a caminar, en ninguna dirección en concreto, y recordando el combate que había tenido.

Era curioso, pensó, que no lograse recordar por qué comenzó todo.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Historia humana para duendes, lección II

Pues si que empezaba bien. La profesora Mindalí se iba a enfadar. Mucho. Muchísimo. Primera excursión al mundo humano, y ya se había perdido. No debió separarse del grupo, pero la atrajo un extraño ruido, y tenia que mirar que era. Se acerco a tiempo de ver pasar a gran velocidad el extraño carro de metal, con gente dentro asomada en ventanas, rostros que apenas le daba tiempo a ver. Si no recordaba mal las clases, la maquina era un “tren”.

Cuando perdió de vista el ultimo vagón, fue a reunirse con el resto de compañeros. Pero ya se habían ido. No debían estar muy lejos, pero no sabia en que dirección buscar. Revoloteo a lo alto de los árboles, lo mas alto que se atrevió, pero no los veía. Volvió otra vez a donde había pasado el tren, y se sentó en uno de los trozos de metal que marcaban el camino.

Empezó a recordar que había dicho la profesora para estos casos. Lo primero es ocultarse, o disfrazarse, cualquier cosa antes de que vieran un ser mágico. La invisibilidad nunca se le había dado bien, pero si sabia tomar forma humana. Así pasaría desapercibida. Entono una hermosa canción y empezó a aumentar de tamaño. Una vez tuvo una talla humana, las alas empezaron a encogerse y pegarse a la piel, hasta formar un curioso dibujo en su espalda. También sus ropas habían cambiado, mostrando un traje de tela donde antes estaba su hermoso vestido de hojas.

Se levantó y empezó a andar siguiendo el camino de metal. Al cabo de un tiempo, se encontró con lo que parecía un camino, pero de un color negro, con varias líneas blancas. También había varios indicadores, nombres de ciudades seguramente. Empezó a seguir uno de los caminos negros. Era fácil andar por ellos, mas que por el camino de metal por donde se movían los trenes.

Empezaba a distinguir unas casas, al parecer a los lados del camino, cuando un enorme ruido la asusto. Parecía un trueno, pero el día estaba despejado. Además, parecía que se acercaba. Miró a su espalda y vio uno de esos carros sin caballos que le había enseñado la profesora. Era de color rojo, y se movía muy rápido, casi tanto como el tren. De pronto, paró soltando un montón de humo por las ruedas y dando un chillido horrible.

Del interior del carro salió un hombre. O al menos ella pensó que sería un hombre, aunque era diferente a las imágenes que había visto en clase, parecia mas gordo y bajo. Empezó a decirle un montón de cosas desagradables, algunas de las palabras nunca las había oído antes. Estaba muy asustada, por si el hombre le iba a hacer algún daño, y estaba a punto de empezar a llorar cuando el hombre se quedó callado. La estaba mirando de arriba abajo.

-“¿Un hada?”-Preguntó con incredulidad.-“¿Qué hace un hada por aquí?”-

-“Yo... esto...”-La sorpresa de que la reconocieran a pesar del disfraz la hacia tartamudear-“...me he perdido..”-

-“Pues estas de suerte. Soy Niddles, autentico mago, uno de los pocos humanos que han viajado a vuestro mundo.”-

-“Mi... mi nombre es...”-El mago la callo al momento.-

-“¡Chist! ¿No aprendiste nada en la clase? Claro, esta debía ser tu primera salida. Nunca digas tu nombre a nadie, o tu destino se enlazara con esa persona. Has tenido mucha suerte de que yo sea la primera persona que te encuentra. Sube en el coche, iremos a mi casa y allí podrás descansar mientras hablo con alguien de Arcadia.”-Niddles le abrió una de las puertas del carro.-“Si nos encontramos con alguien, déjame hablar a mi. Y nada de curiosear por ahí. Seguro que fue eso lo que te ha metido en este lío.”-

Se metió por donde le señalaba el mago, y se sentó en el extraño carro. Niddles no dejaba de hablar, pero era divertido y agradable. Y gracias a el, el castigo por perderse se compensaría con todo lo que podría aprender del mundo humano, y la envidia de todos los compañeros cuando les contase su aventura. Como no dejaba de decir el mago, realmente había tenido suerte.

Historia humana para duendes, leccion I

“Erase una vez, hace mucho tiempo...”

La profesora sustituta comenzó la clase, y la mitad de los alumnos empezaban a parecer somnolientos. Mindalí observó como algunos duendecillos se habían escondido tras algunos libros levantados, y creyéndose ocultos apoyaban la cabeza sobre la mesa. Una ninfa hacía crecer y encoger una flor en su pupitre, mientras dos sátiros cuchicheaban alguna travesura. El único alumno callado con la mirada al frente era un troll, pero dudaba que entendiese algo de lo que dijera. Mal segundo día como profesora sustituta. Intentaba empezar la lección como le habían enseñado, pero al mirar a los estudiantes se acordó de lo aburrido que podía resultar estudiar el mundo humano. Quería que sus alumnos vieran lo interesante que podía llegar a ser el mundo exterior, así que cambió de estrategia. A la porra las tradiciones. Pero antes, necesitaba que sus alumnos le atendieran.

Aleteó un poco sobre la tarima, realizó un ligero gesto con la mano y una explosión de hermosa luz y un musical sonido llenó el aula. A dos duendecillos se les cayó el libro, la ninfa perdió el control de su magia creando un bosque en miniatura en su pupitre, los sátiros se pusieron firmes y callados y el troll... siguió como antes.

“Veo que he logrado vuestra atención.” – Dijo, dejando fluir un poco de magia en su voz. – “Resulta que lo que voy a explicar ahora entrara en el próximo examen, y no querría que ninguno suspendiera.” – Otro gesto de la mano, y la luz y el sonido desaparecieron. – “Esta clase trata de explicaros como es el mundo humano, pero parece que no os interesa demasiado, ¿por qué?” – Señalo a uno de los sátiros mientras preguntaba.

“Porque los humanos son malvados, nos separamos de ellos hace muchos siglos y los expulsamos a la dimensión donde están ahora.” – Respondió de carrerilla.

“Además, ahora están destruyendo esa dimensión.” – Añadió un duendecillo.

“Vaya, veo que lo sabéis todo sobre los humanos. Decidme que han hecho desde la expulsión.” – Pidió Mindalí, sabiendo la respuesta que le darían.

Aquí empezaron a hablar todos a la vez. Mencionaron como se mataban entre ellos, como mataban los animales, las plantas, y como, antes de la expulsión, mataron seres feericos. Hablaron de la tortura a la que sometían el planeta, como cada idea que tenían la usaban para construir armas u otras formas de dañarlo. Hasta el troll hablo una vez, añadiendo como rompían las montañas solo para no tener que bordearlas.

Mindalí lo escuchó todo con atención, revoloteando para estar cerca de quien hablase en ese momento, hasta que vio que se repetían algunas de las razones. Ahora era su turno. Volvió a ocupar su lugar junto a la pizarra, y realizo un par de giros expertos con las manos. La iluminación del aula volvió a cambiar, pareciendo ahora que era de noche, pero a la profesora se la podía ver perfectamente.

“En todo eso tenéis razón.” – Un giro de muñeca, un sonido de cascabeles, y se empezaron a formar imágenes a su alrededor. – “Han matado y torturado la poca naturaleza que les dejamos.” – Algunas imágenes mostraban animales y bosques en mal estado. – “Han creado algunos aparatos monstruosos.” – En otras imágenes, gente disparaba, talaba... hasta que una gran luz ilumino toda la sala, eclipsando las otras imágenes, y dejaba entre ver una nube con forma de hongo.

Los alumnos miraban asustados. La ninfa estaba a punto de ponerse a llorar. Ahora si que tenia su total atención. La luz cayo en intensidad hasta que solo pudieron verla a ella. Otro giro de muñeca. Una imagen de una ardilla, en el suelo, cogida por un cepo, chillando de dolor. Se le acercaba una humana, poco a poco. La humana estiró los brazos, cogió a la ardilla y... la soltó del cepo. La llevo consigo hasta una especie de cueva con paredes blancas, donde le curó la herida, y luego la volvió a soltar en un bosque.

“Pero no todo es maldad. También hay algo de bondad en ellos.” – Imágenes de gente plantando árboles, cuidando y curando animales. – “Todo lo que decís lo tienen algunos, pero no todos ellos. Y no todos sus inventos e ideas son malas, depende del uso que le den” – Maquinas ayudando en la labor, productos que se inyectan en animales enfermos y se curan. – “Incluso son capaces de sentir mas cosas aparte del odio y la envidia.” – Familias sonriendo, felices, parejas besándose, cuadros, libros, dibujos de seres feericos. Un giro mas de muñeca, y las imágenes empezaron a desaparecer, dejando al hada maestra iluminada por una luna inexistente. – “De hecho, unos humanos nos ayudaron a... exiliarlos.”

El silencio fue absoluto. Mindalí se quedo mirándolos. Tras unos segundos, el troll levantó la mano. Mindalí le hizo un gesto para que hablase.

“¿Exiliarlos? Pero... ¿no fueron expulsados?” – Preguntó con timidez.

En ese momento, sonó el timbre, devolviendo la luz al aula. La profesora empezó a recoger sus apuntes, mientras la clase se lanzó a preguntar cosas, sobre los humanos, sobre que ocurrió, sobre todo. Una vez al lado de la puerta, se volvió hacia ellos y les respondió.

“Eso, es un cuento para otro día."