martes, 11 de septiembre de 2007

Eternos rivales VI

Acompañado por el Señor Demoníaco que había invocado, andaba a paso firme hacia la ciudad. En su mente pasaban pensamientos de venganza, de destrucción, de poder. Nada podría detenerle. Y entonces sonó el grito. Un loco, con lo que parecía una espada y un escudo, se arrojo contra su señor, pero este paró el golpe con un mandoble que nunca había tenido en la mano. El choque retumbo por todo el bosques. Las dos caras se miraron, enfrentadas, y empezaron a combatir.

No entendía que pasaba, pero las figuras habían aumentado de tamaño hasta superar el de los árboles. Rápidamente se alejo de ahí, pero apenas se había separado unos metros cuando los vio. Agentes. Empezó a retroceder, y tropezó con el gato. Lo había olvidado por completo. Mientras se levantaba, vio el pie de su señor acercarse. Intento apartarse, pero la túnica estaba enganchada en una raíz. Alzo la vista para ver como, tras esquivar un golpe de su rival, la espalda del demonio invocado se acercaba rápidamente.



Blanca no se creía la suerte que habían tenido, el otro nivel 2 estaba cerca. Pero olvido la palabra suerte cuando comprobó que habían aumentado de tamaño hasta alcanzar casi el de un tercer piso. Pisaban alrededor de ellos sin importarles nada, y en alguna caída o esquive habían derribado algunos árboles. Y se movían en dirección a la ciudad. Tenían que detenerlos y devolverlos a su mundo antes de que hubiera victimas. Grito a la radio:

-“Narciso, que cuatro acólitos tomen posiciones alrededor de ellos, sitúalos en cuadrado. Hugo, quédate junto al portal y prepara un hechizo de direccionamiento.”

-“Oído cocina, jefa.” – Dijo Narciso.

-“OK” – Respondió Hugo.

Dio ordenes a otros dos agentes de campo para que le ayudasen. El campo de contención que crearían los acólitos aguantaría un tiempo, pero necesitaba acercarse a ellos para lanzar el hechizo de desconvocación, y no conocía el mundo del que venían. Por eso Hugo dirigiría su hechizo hacia el mundo del portal.

-“Blanca, malas noticias,”- se escucho a Narciso – “la energía para el portal esta agotándose rápidamente, calculo que tendrás unos quince minutos antes de que nos quedemos sin sitio donde mandarlos.”

-“Siempre dándome alegrías” – ironizó ella.

-“También tengo buenas noticias” – en ese momento una pared de luz parpadeó delante suya. – “Los acólitos ya están en posición.”

Los dos agentes le miraron, y sin decir nada activaron los brazales-escudo. Los tres atravesaron la barrera, y entonces sintieron la energía del combate. Al estar cerrada dentro de la barrera, tenían la impresión de recibir cada golpe. Los árboles estaban en el suelo alrededor, y solo quedaban las dos impresionantes figuras luchando.

- “Diez minutos.” – La voz desde la radio le hizo moverse de nuevo.

Se acercaron todo lo que pudieron, los escudos delante. Empezó a recitar el conjuro, intentando ignorar el calor y el dolor. Noto como la energía salía del interior de la tierra, se canalizaba a través de su cuerpo y tomaba la forma que ella quería, una bola roja en sus manos. Dirigió esa energía hacia los seres y... perdió el control. La energía salió a raudales, llenando su cuerpo hasta el punto en que parecía que iba a estallar, y salió como una ola en dirección los combatientes. La cara de sorpresa de ambos fue lo ultimo que vio antes de perder el conocimiento.



Narciso observó como Hugo mantenía la energía mágica para lanzar el hechizo en el momento justo. De pronto, los golpes pararon, y el agente activo el conjuro. Una enorme ola de energía les derribó, destrozó todo a su paso y atravesó el portal. La oscuridad desapareció de este, dejando solo un rastro de silencio.

No hay comentarios: