martes, 11 de septiembre de 2007

Fuego y Agua II

Corría bajo la lluvia, ignorando las luces de neón de los escaparates. Tenia que volver a verle, hablarle otra vez, asegurarse que definitivamente todo había terminado. Pero en realidad sabia que aun seguía todo. Por mucho que le doliera, aun le quería.

Entro en un portal y rompió los tacones de los elegantes zapatos, esperando ganar así algo de velocidad. No podía creer que el hubiera firmado los papeles del divorcio, no después de tanto tiempo negándose. Ahora que se lo concedía todo, que le daba la libertad para irse donde quisiera, ella solo pensaba en volver con el. Con el único hombre que siempre la quiso, con el único que siempre amó.

En otro portal paro a coger un poco de aliento. Aprovecho para sonreír al recordar la cara de su abogado cuando, en esta ocasión, ella se negó a firmar los papeles. Llevaban casi un año de tramites, y el pobre empezaba a cansarse de tantos desacuerdos. Después de escuchar la negativa de ella, le dijo las palabras que la despertaron del todo.

“Pues si no quieres firmarlos, corre y vuelve con el.”

Y eso estaba haciendo. Corría para volver con el, para escucharle de nuevo, para tenerle cerca y sentirle. Para que todo volviera a ser como antes... ¿de que? Ya no recordaba que fue lo que apago la chispa, que provoco que quisiera dejarle. Pero había descubierto que la chispa aun seguía en ella, y si también quedaba algo de chispa en el, los bomberos tendrían que acudir para apagarla.

En el siguiente portal en el que entro empezó a reír de la broma, recordando cuando el solía contarla. El sonido de la sirena de un camión de bomberos le congelo la risa. Sintió que algo se le rompía por dentro, y corrió todo lo que pudo. El edificio estaba en llamas, y los bomberos hacían lo que podían por controlar el incendio. La lluvia paraba, como si no quisiera ayudar en la labor. Miró el fuego un rato, y cuando tuvo la certeza de que el piso era uno de los que ardían, se giró y miro el reflejo de un neón azul en un charco. Unas gotas caían al charco, pero no podía saber si venían del cielo... o de su cara.

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