martes, 11 de septiembre de 2007

Amores en el jardin

-Disculpadme bella dama por mi atrevimiento al hablaros, mas hay una cosa que querría preguntaros. Me hallo en este jardín observando flores, pues a la botánica soy aficionado, y a las que me interesan les pregunto a los jardineros quien las han plantado. La flor que suscita hoy mis dudas es la mas hermosa que jamás vi, pero por mucho que indago, respuesta no hallo. Así acabo aquí, con la pregunta que quiero haceros, respondedme por favor, ¿quién es vuestro dueño y señor?

-Hay que reconocer que tenéis valor o, una gran falta de vergüenza, para hacerme esa pregunta. ¿Y si mi marido estuviera por aquí... si estuviese casada? Sin duda os retaría por vuestro atrevimiento, y vuestra falta de modales. Con esa pregunta avasallarme, sin antes presentarse.

-Tenéis toda la razón, ha sido una falta de educación, si bien no era mi intención ocultaros ninguna información. De Blackdorí es donde provengo, ciudad sin duda conocida, pues tenemos el mayor comercio...

-... de aceite para lámparas, es cierto. Pequeña ciudad es esa, según tengo entendido, pero que en la noche solitaria siempre mantienen viva la llama.

-Veo que mi ciudad no os esconde ningún secreto. Continuando mi presentación, soy un hijo mayor de la familia Firrario...

-... que buenos ciudadanos son, aunque carezcan de titulo nobiliario.

-Pero uno de mis hermanos, el único mayor que yo, dentro de poco desposará a una dama de alta cuna. Así tendremos el noble titulo, que protegeremos con nuestra fortuna.

-Aun os falta el nombre, vuestra presentación no ha finalizado.

-Mi madre dispuso, y mi padre acepto, que me llamase Pedro, como el siervo de Dios. Para referiros a mi, usad la fórmula que mas os plazca, bien sea el serio Don Pedro Firrario de Blackdorí o el formal Pedro Firrario, mas quien se dirige a vos es Pedro el enamorado.

-Habéis cumplido los modales, y yo no seré menos educada. Puede que sabiendo que algún joven buscaría una flor, mi padre sin dudarlo Rosa me llamó. Mi familia ostenta el apellido Gardendoir, famoso por mi abuelo, un diseñador jardinero, que creó el lugar donde que tantas flores buscáis. Y mi ciudad es esta, aquí es donde siempre he vivido, por lo que podéis decir que...

-... a Rosa Gardendoir de Saltz he conocido. No sabia que estaba ante tan afamada dama, es un autentico placer.

-Lastima que nuestra conversación se haya alargado demasiado, pero he de marcharme, pues a comer he quedado.

-¿Entonces no os volveré a ver? Me gustaría disfrutar algo mas de la flor que acabo de encontrar, pues si antes me parecía hermosa, ahora además la considero preciosa.

-Me temo que así será, es un compromiso que no puedo dejar. Quizás mañana nos veamos, al fondo de este pasillo, a la misma hora que hoy, y podamos hablar un poco mas.

-¿De flores, quizás?

-Y de lámparas de aceite. Hasta otro momento, Don Pedro Firrario de Blackdorí, Pedro el enamorado.

-Hasta entonces, Doña Rosa Gardendoir de Saltz, flor que siempre he buscado.


No hay comentarios: