martes, 11 de septiembre de 2007

Mi vida y tu...


Aun recuerdo cuando te vi por primera vez. Estábamos en la escuela de educación cívica, ambos éramos jóvenes, y tu tenias el negro pelo largo hasta la cintura. Fue amor a primera vista. Al principio apenas nos hablábamos, tímidos los dos, hasta que descubrimos lo que sentíamos el uno por el otro. Entonces empezó, y creo que estarás de acuerdo, una de las mejores épocas de nuestra vida. Empezamos a hacer planes, donde trabajaríamos, donde viviríamos, a que planeta iríamos tras la boda. El resto del universo era algo que estaba lejos. Que inocentes éramos. Estallo una guerra.

Nadie sabe quien comenzó, si los colonos de Trefinor o el gobierno de Nebrit. Nuestro planeta estaba en alianza con Trefinor, y empezaron a reclutar a gente para la batalla. No me dejaron opción. No hablare de los horrores que vi entonces, solo de la esperanza, solo de ti. Si sobreviví fue gracias a tus videomensajes y holollamadas, el saber que esperabas que volviera hacia que quisiera volver. Y por fin todo acabo. Regrese a ti, y volvimos a estar juntos. Pero nuestra historia aun no terminaba.

Tras varios empleos menores, encontré un trabajo de asesor en una gran empresa. Pero tenia que irme a Krisk, lejos de lo que hasta entonces había considerado mi hogar, lejos de ti. Tenias que continuar tus estudios, y aun era pronto para poder casarnos. Intentamos seguir en la distancia, pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que no podíamos seguir así. Rompimos. Ni la herida que sufrí en combate me dolió tanto como ese día, y en tus ojos veía que te ocurría lo mismo.

Unos meses después me entere de que empezabas a salir con otro hombre, y me alegre por ti. Yo, por mi parte, empecé a tener algunas aventuras, pero enseguida lo dejaba. No podía dejar de recordarte. Paso el tiempo, aunque manteníamos el contacto. Tu acabaste tus estudios y empezaste a trabajar como burócrata. Yo fui ascendiendo, hasta que por fin me trasladaron al mismo planeta en el que estabas tu. Habías cambiado, tenias el pelo mas corto de lo que recordaba, pero seguías siendo tu.

Que alegría cuando nos dimos cuenta que seguíamos solos, parecía que esperábamos volver a encontrarnos. En seguida todo volvió a ser como cuando éramos jóvenes. volvió el buen tiempo. Aunque cambiamos algunas cosas. Por ejemplo este viaje a la luna de Glondal. Aquí, en esta noche, bajo estas estrellas, junto a esta playa y frente a Glondal como testigo, tras media vida juntos y sujetando este anillo, te pregunto... ¿Quieres casarte conmigo?

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