domingo, 30 de marzo de 2008

La inspiración es inesperada

Dicen que la inspiración puede llegar en cualquier momento y lugar. Por eso muchos escritores suelen llevar encima una libreta y un lápiz, para anotar lo que se les ocurre en ese momento. Pero ese no es mi caso.

Llevaba ya bastante tiempo sin que las musas me visitaran, salvo cierto escrito a petición de un amigo, y que no pude negarme a intentarlo. Además, estaba un poco bajo de moral por distintas cuestiones personales, y puesto que era una hora en la que no me esperaba nadie en ningún lugar, decidí acercarme a por el segundo mejor subidor de moral del mundo (no tengo acceso al primero, excepto mediante pago, y de esa forma no lo considero tan bueno): un helado. Entre en un centro comercial, fui al McDonald’s y pedí un McFlurry Lion, dispuesto a saltarme la dieta momentáneamente igual que el felino sobre una presa. Me senté a tomarlo en el propio restaurante y me dedique a mirar a la gente, tanto la de dentro como los que paseaban por los pasillos, y a pensar en… bueno, no sabría decir en que pensaba exactamente, de todo un poco. Y cuando estaba con el tema que mas me carcomía la moral, ella llegó. La musa, la inspiración, claro, no la camarera, o alguna mujer que me llamara la atención.

Sentí la necesidad de escribirlo, de plasmar lo que me venía a la cabeza cuanto antes, pero no llevaba encima nada más que un viejo bolígrafo de plástico, el cual no escribe bien (¿por qué lo llevo aun encima?), y lo único que podría haber usado como papel era la servilleta con la que me limpiaba la boca de vez en cuando. Aceleré el ritmo para terminar el helado cuanto antes, lo tire a cuatro cucharadas del final y fui directo al parking a por el coche. Mi casa no estaba lejos, y allí podría coger el ordenador y escribirlo directamente. Arranque y salí de allí lo más rápido que pude, acelere todo lo que me atreví por la calle, llegue a saltarme un par de semáforos mientras cambiaban a rojo, todo para llegar a casa cuanto antes. Aparqué, subí corriendo a la casa y encendí el equipo.

Mientras esperaba a que el ordenador terminara de iniciarse, recordé que algunos autores recomendaban ir a otra ciudad, meterse en un hotel, y no salir de la habitación hasta terminar el relato/libro/novela con la que estuvieran. Quizás no fuera mala idea, a lo mejor debería intentarlo un fin de semana: apagar el móvil, ir a algún lugar donde nadie me conozca, y meterme en un hotel, saliendo de la habitación solo a tomar un poco el aire y a comer. Puede que ni a eso. Lo malo sería la cantidad de helados que tendría que comprar y comer para que me llegara la inspiración.

Por fin ya tengo material para escribir, empiezo a pulsar las teclas. Las ideas las había ido ordenando en el coche, así que apenas tengo que pensar conforme paso la historia de mi mente al ordenador. A pesar de ello, me bloqueo en algunas ocasiones, pero tras pensarlo unos segundos me recupero y sigo escribiendo. Cuando me da la impresión de que estoy acabándolo, y empiezo a repasarlo antes de darle el toque final, me doy cuenta de que no puedo mostrarlo al público.

El relato puede ser interesante, hablo de mis preocupaciones, de cosas muy personales, lo que me guardo y callo siempre, lo que opino de cierta gente a la que aprecio y lo que me cuentan. Pero ese es el problema, es demasiado personal. Y seguro que lo leerá la gente que menciono, y sin duda se reconocerán aunque cambie los nombres. Se lo pueden tomar a mal, no porque sea malo lo que escribo, si no porque lo hago sin su permiso. Cuanto lo repaso, peor me siento. Empiezo a borrar los temas en los que debería pedir permiso antes de escribir. Luego borro lo personal que no quiero que se conozca. Al final, mientras la musa se despide y me abandona, descubro que no queda nada de lo que me inspiró en un principio.

Dicen que a un buen escritor no le importa hablar de temas personales, sean suyos o de otro. Ese, para bien o para mal, tampoco es mi caso.

2 comentarios:

Iriem dijo...

¿Es esto lo que te ha ocurrido? ¿Por esto no has escrito hasta ahora?

Enrad dijo...

Para nada, es solo algo que se me ocurrio el otro dia. He tardado en ponerlo porque lo estaba corrigiendo ;)